Compartimos las palabras de Pedro Saborido para SOLIDARIDAD – Volumen 2
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Pedro Saborido
Productor, guionista y escritor. Desde hace más de 30 años escribe guiones para radio, teatro, cine y televisión. Logró gran reconocimiento con Peter Capusotto y sus videos, el programa humorístico que realiza con Diego Capusotto. Su último libro, “Una historia del peronismo”, propone una mirada original, sentimental y divertida del movimiento más importante de la historia argentina.
¿Cómo entendés la solidaridad y qué acepción toma este término en el peronismo?
La entiendo como una ligazón permanente, comunitaria. No aquella que aparece frente a una necesidad eventual. Durante el gobierno de Macri un tipo se le acerca a Cristina y le dice: “qué bueno todos esos años, todo lo que pude hacer, no tuve que ayudar a nadie”. Eso podría sonar horrible, pero en el contexto, no hacía falta ayudar a nadie. Es la no necesidad de la solidaridad. Qué bueno es cuando no es necesaria. Pero prefiero entenderla como un hecho permanente, como una máquina de solidaridad. Porque está solidificando todo el tiempo, como algo que está ejerciéndose constantemente, la realización en comunidad. Es un sistema solidario, se puede aplicar incluso a la física o a la mecánica, algo que funciona en relación a otra cosa. Una cosa que ayuda a la otra y así.
¿Y cómo se genera esa solidaridad?
El impulso es poder demostrar la conveniencia de esto. No es simplemente un parámetro ético o moral, sino que es conveniente, es redituable. Participar en clubes, asociaciones, sindicatos, mutuales, obras sociales, es la demostración de que el sostenimiento es en comunidad, que es lo que hicieron las colectividades apenas llegaron a la Argentina. Hay una tendencia a mostrar la calidad individual de las cosas, pero lo que nunca se explica es qué pasa con el que pierde. Todos suponen que pueden ganar y aparece esa tentación de ser ganadores, pero para que haya ganadores tiene que haber perdedores. Entonces también te puede tocar ser perdedor. Lo más siniestro que ocurre es que se le explica a una persona que si en determinado momento es infeliz o no tiene lo que necesita es por su propia culpa.
No hay algo peor que otorgarle a un ser humano la posibilidad de autoflagelarse por haber sido un pelotudo, que es lo que se le explica a mucha gente a la que no le va bien en algo. Todos conocemos a alguien que se esfuerza. Hay una mirada capitalista donde se confunde el mérito con el mérito para hacer dinero. Hay como un mérito para hacer dinero y una inteligencia para hacer dinero. De ahí es que podamos conocer mucha gente estúpida que tiene dinero y mucha gente que no es estúpida y no tiene dinero. Hay una inteligencia para hacer dinero, y eso parece que es automáticamente el mérito dentro del neoliberalismo, el mérito de poder hacer guita, algunos con el esfuerzo y otros con la inteligencia. No hay contexto, se elimina el contexto.
¿Y por qué crees que surge la necesidad de conformar esa idea en torno al éxito y la meritocracia?
Es la idea dominante, una forma de vida, una forma de pensamiento de muchísima gente, que es la de la selección natural. El neoliberalismo te plantea algo casi darwiniano. Si podés metete y si no podés, fuiste. Nunca se valora el contexto, la suerte. Entonces lo humano se demuestra a partir de la conveniencia, tanto para la empatía de no dejar que otro sufra y de no sufrir uno tampoco. No es nada más que podés ayudar: el día de mañana te van a ayudar también a vos. Eso es también lo que tenemos que mostrar.
La pelea entre dos formas de ver el mundo: una que habla de la salvación voraz de algunos pocos y la selección natural: y la otra que implica que -aún siendo injusto a veces, de no terminar de repartir como se tiene que repartir- que te aleja de la animalidad. Es una elección. Yo elijo lo comunitario, que es lo humano, porque es bueno para todos y bueno para mí también.
Y en el peronismo, además de los sindicatos, ¿dónde ves la comunión de los distintos espacios sociales?
En todos lados. Tendrá sus miserias como lo tiene cualquiera. No puedo decir «todos los peronistas son buenos y los macristas son todos malos». En todo el mundo, en todos lados, hay gente buena y gente hija de puta. Pero hay algo que se marca en el peronismo que es la presencia de un Estado fuerte que arbitre todo este quilombo, que defienda a un montón de gente de la voracidad de otros.
La felicidad es el camino. En el medio estará la liberación económica, la soberanía política, la justicia social, esas son estaciones rumbo a la última que la felicidad, ser feliz. Si no, ¿para qué mierda estamos haciendo esto? Para estar mejor. Un sindicato es para que estén mejor los trabajadores. Por eso tienen que ponerse firme, negociar un sueldo, tratar de darle beneficios a los afiliados, que sientan que alguien lo acompaña en su vida. ¡Qué mejor que tener una comunidad que te acompañe en tu vida!
¿Cómo podés describir este momento actual en que se enuncia la cultura de la solidaridad como eje para pensar las políticas de Estado? ¿ Qué es lo que se quiere enunciar cuándo hablamos de cultura de la solidaridad?
Quizás en una expresión de romper con cierta meritocracia individualista, que es entendida como un egoísmo estúpido, de vuelo corto. El mejor egoísmo es el egoísmo en comunidad, porque el egoísmo bien entendido de ayudar para que el día de mañana te ayuden, sentirse protegido, cubierto. Las mutuales, los clubes, los sindicatos, todas las asociaciones se muestran como una manera inteligente de egoísmo y de protección, el estar cubierto frente a algo. Y el recorte individualista, que parece algo superador, moderno y hasta visto como lo que precisamente le da la nobleza y la legitimidad a una persona, es de vuelo corto finalmente. No hay duda de que hay gente que cortándose y siendo egoísta le va bien, pero es poca.
En el contexto del ASPO provocado por la pandemia, la cultura es uno de los sectores más afectados, ¿qué políticas de solidaridad y qué políticas de Estado se deben construir para pensar políticas culturales?
El ámbito cultural es el que más sufre porque evidentemente hay algo ahí que es triste entender, que es necesario mas no esencial. La pandemia ha traído esa idea. Qué es lo básico, qué es lo esencial. Y nos damos cuenta de que antes que un poeta, la cajera de un supermercado es esencial, es de base. Esto no quiere decir que sea mejor o peor, simplemente que se recategoriza algo porque el punto de mirada es otro. Una pandemia ordena la cosa de otra manera y en ese orden la cultura también vuelve a dividirse: están esas cosas que se podrán hacer por zoom y aquellas que son esenciales. La pedagogía en cuanto a cultura y arte puede seguir ejerciéndose, pero aquella que requiere de reuniones no. Es una política de reconstrucción, y basada sobre todo en algo que es promover un consumo del mercado interno cultural. Las redes permiten acceder a muchas cosas, las plataformas también, sobre todo lo audiovisual. Promover y diferenciar el consumo interno va también a provocar un hábito. Uno se habitualiza a los consumos en la cultura, entonces promoverlos va a profundizarlos.
¿Y cuál es el rol de la cultura para replicar o contribuir al fortalecimiento de esa idea de solidaridad?
Ponerlo en evidencia. No todo lo artístico puede ser o tiene que ser panfletario. Lo artístico es lo artístico, es una expresión genuina, honesta y se va a transformar en positiva en tanto en tanto sea genuina. Hay mil formas de transmitir valores, no tiene que ser nada más que la cultura. Si organizas actividades deportivas, armás equipos y hablás con los pibes o con las chicas, estás transmitiendo una cultura de lo comunitario. Ahí es donde se ve la transmisión de la cultura. Hay que entender cuáles son los cabos sueltos que deja que deja sin resolver el capitalismo, que son la explotación, el racismo. Siempre va a haber reaccionarios. Es lógico. Mucha gente no quiere que le cambien las cosas como son, entonces van a reaccionar. Bueno, habrá que compartir el mundo con esos.
¿Podrías definir una utopía solidaria para salir del contexto de la pandemia?
Hubo un amague de utopía solidaria obviamente, pero es eso, es una utopía. Creo que en el desarrollo propio de la pandemia van a aparecer de nuevo los intereses y de nuevo las divisiones. Y aparecieron. Pero me parece que hay un avance en cuanto a la valorización del rol del Estado. No de toda la sociedad en su conjunto ni con un consenso amplio ni de una expresión intensa. Pero yo estoy seguro que sí, que eso apareció, por lo concreto que fue, lamentablemente, por esa presencia concreta y necesaria. Creo que no de la manera que por ahí estamos esperando que se exprese, que es la negación de cualquier pulsión neoliberal. Quizás estamos esperando eso, discursos de arrepentimiento, formas de afirmaciones sobre el Estado de gente que… no, los sectores neoliberales van a seguir ejerciendo lo suyo, con una intensidad aún mayor. Creo que la prueba de la intensidad con la que salieron a expresarse habla de dos cosas. una que evidentemente sí hubo o hay un temor de que la pandemia sea una oportunidad para un cambio. Y la otra cosa es la que habla de la real correlación de fuerzas que hay. Es decir, se nota que pasó el macrismo. Siempre se habla de que “uy, el peronismo pasó en la Argentina”, y bueno, también pasó el macrismo y también pasó el Proceso. Y eso deja sus marcas. Así como el peronismo deja sus marcas, el antiperonismo también las deja, y las remarca cada vez que puede.
¿Existe entonces alguna manera de vencer esa idea meritocrática, neoliberal?
¿Se podrá? Sí. Pero la pandemia no te lo va a dar, no va a ser automático, si algo mostró la pandemia es el nivel de hijos de putas que son algunas personas, más de lo que suponíamos. ¿Se podrá? Claro que se se podrá, pero no va a ser automática. Por lo pronto lo que conviene es ganar, para que vos manejes lo más posible la simple acción política o todo el poder que te pueda dar el Estado, que no es todo el poder pero es una gran parte. Suponer que el 100 por ciento de las personas van a pensar como yo es difícil, no lo veo probable. Con el 52 por ciento me alcanza para para que ese 20 0 15 por ciento sacado, esclavista, racista, homofóbico y reaccionario no maneje el Estado. La pandemia sacó a la luz a esos derechistas reaccionarios, psicópatas, que tienen una pulsión de muerte constante.
¿Se puede incentivar prácticas solidarias desde el humor político? ¿Identificás esa práctica en algún artista en la actualidad?
Sí, no identifico a un humor. Pero creo que la gran mayoría de los humoristas tienen una mirada moral donde al contrario de cierto humor americano, el más soez, que todo el tiempo fogonea determinadas actitudes individualistas, el más petardo, el más grasa, el más bruto, el más brutal, creo que gran parte de los humoristes tiene una mirada solidaria, una amonestación sobre el egoísmo. Puede haber algún caso, un Nik. No te puedo identificar a alguno en especial, pero veo formas en toda la banda nueva sobre todo… Quizás, de nuevo, no con las formas esperables sino con formas nuevas, no tan tradicionales con respecto al humor político. Han pasado años, entonces hay otra forma, otra política y otras políticas que se expresan no en los términos tradicionales de los partidos políticos o de cierta cultura política de los últimos 30 años de la democracia para acá sino que busca formas alternativas, y están en ese ejercicio constantemente. Y esa solidaridad se expresa a través de que es un humor que constantemente apoya la ampliación de derechos, en lo que fuera, en el ámbito que sea.