“El trabajo produce más estrés y depresión en las mujeres que en los varones”

May 26, 2021

En el marco del conversatorio “Crisis y políticas laborales”, organizado por la Fundación Germán Abdala, la secretaria General de la Federación de Sindicatos de Trabajadores Judiciales y diputada nacional Vanesa Siley destacó la importancia de reducir la jornada laboral y garantizar el derecho a la desconexión digital. En este texto reproducimos su intervención:

Después de haber dicho la humanidad que se había terminado la historia, después de haberse producido en los 90 un avance neoliberal que parecía que sólo quedaba el individualismo y que ya no existía más ni siquiera esa cosa colectiva de lo sindical, del trabajo, vino Néstor Kirchner y se crearon en la Argentina 6 millones nuevos de puestos de trabajo, de empleo genuino, y terminó el año 2015 con 6 o 7 puntos de desocupación la República Argentina y terminamos con indicadores en donde casi habíamos llegado al 50 y 50, al fifty-fifty, del reparto de la riqueza. 

No me bajo de esas banderas. Esa es la reconstrucción que tenemos y hacia donde tenemos que apuntar. Sí hay indicadores preocupantes, que vienen siendo preocupantes desde hace mucho tiempo, como es el trabajo no registrado. Es un indicador que, a pesar de esta generación de puestos de trabajos durante La década ganada de Néstor y Cristina, se mantuvieron en un 30 por ciento. Hoy se incrementó a un 40 por ciento o más, pero ese es el camino que no podemos abandonar y no podemos resignarnos porque es realizable, con agregados, con la experiencia que tuvimos de haber sancionado la Ley de Teletrabajo, ley y proyectos de ley que se basaron en antecedentes de un proyecto presentado por el compañero Carlos Tomada allá por el primer gobierno de Cristina. Sobre eso hemos construido que al avance de la tecnología -y en este caso de la tecnología de la información y la comunicación-, el avance de esa virtualidad, se pueda hacer con derechos, y que no signifique pasar a la esclavitud entonces.

Ligado al tema de esta jornada, que es la reducción de la jornada laboral, va el de la desconexión digital. Lo hemos regulado para el teletrabajo, pero es un principio que debería estar aplicado y debería aplicarse más como garantía también de esa jornada laboral, el derecho a desconectar. Ante el avance de la tecnología, cuando mantengamos los principios intactos de que es el trabajo portador de dignidad y se hace en función de que la persona se puede desarrollar plenamente en su vida social, familiar, barrial o lo que fuera, en la medida que tengamos claro eso: el avance de la tecnología con las regulaciones apropiadas nos va a llevar a una mejor vida. 

Nos tiene que llevar a una mejor vida, porque sino lo que vamos a estar haciendo es regresando en el tiempo como humanidad. Ahí aparece una discusión muy ligada a la reducción de la jornada laboral y relacionada con la salud, física y mental. Los riesgos y los efectos psicosociales de esto de no desconectarnos nunca todavía no los vivimos. Los vamos a experimentar en un tiempo no muy lejano, y ahí lo vamos a poder estudiar y experimentar.

Hay estudios que han realizado de cuántas horas semanales destinamos al trabajo y cómo acá aplica la división sexual del trabajo, cómo impacta a las mujeres y cómo impacta en los varones, trabajadores y trabajadoras, la cantidad de obras destinadas al trabajo. En la medida que se incrementa la cantidad de horas destinadas al trabajo, también se incrementan las enfermedades relacionadas principalmente con la salud mental, la depresión, el estrés, etcétera. Esto no es menor. Y no es menor tampoco en pandemia.

Hay un dato certero de un estudio realizado recientemente por Medicina Laboral del Poder Judicial dónde nos encontramos que la licencia que más se incrementó en este tiempo es la licencia psiquiátrica, porque el principio de desconexión digital no está plenamente asentado en los trabajadores/trabajadoras del Poder Judicial. Entonces se encuentran con la aparición de la tecnología y la posibilidad de presentar escritos a las cuatro de la mañana, a cualquier hora. Como no hay un horario de cierre, aceleró todo el proceso de una causa, de un expediente, y la tramitación del mismo. Pero esto se hace con la misma cantidad de trabajadores y trabajadoras y ahí colapsan las personas. Entonces aparecen las licencias psiquiátricas

Cuando hay violencia laboral, la última licencia que se toman los trabajadores y trabajadoras es la psiquiátrica, cuando hay violencia de género en el ámbito del trabajo, la licencia que se toman las trabajadoras es la psiquiátrica, y cuando hay estrés causado por la falta de cortar la jornada laboral y la desconexión digital, la licencia que se toman es la psiquiátrica. Además se produce una estigmatización de aquellos trabajadores y trabajadoras.

Son estudios que se han hecho en un montón de países, muchos en Chile, porque esta es una discusión que se dio hace muy poquito en Chile, la discusión de la reducción de la jornada laboral. 

Mucho se ha dicho también con respecto a cómo impacta esto. Este es un estudio muy interesante donde, obviamente, el incremento de las horas trabajadas en los varones no produce tanto estrés o depresión como el incremento de las horas trabajadas en las mujeres, porque nosotras llegamos al hogar y seguimos trabajando

Si vos llegás de trabajar y te desconectas a las 5 de la tarde tenés tiempo para pensar, planear la cena o hacer los mandados y continuar con lo que se le dice, técnicamente, la vida reproductiva, el trabajo reproductivo o las tareas de cuidado. Si vos llegas a las 8 de la noche tenés que ir rápido al supermercado antes de las 9 para que no te cierre, pensar qué comer, hacer la comida, los chicos tienen que ir a dormir. 

El estrés que se incrementa ahí en quienes cargamos esas tareas de cuidado, ese es el trabajo invisible, es el trabajo no reconocido, que no deja de ser amor, pero también es trabajo, no quita una cosa ni la otra esto. Esto no lo digo yo, lo decía Delia Parodi previo al golpe del 55, cuando era diputada nacional y presentó el primer proyecto de ley para regular el trabajo doméstico. Desde ahí hubo un agujero en la historia hasta la Ley de Trabajadoras de casas particulares 26.488, en el año 2010. Ella decía que este tipo de trabajo, que hoy le decimos tarea de cuidado, pero que era lo mismo, era trabajo, cooperación y solidaridad. Es un discurso muy interesante que lo recomiendo y que lo pueden encontrar en los cuadernillos de mujeres sindicalistas, en el número 3, donde abordamos especialmente esta tarea. En estos estudios precisamente lo que se toma en cuenta también es cómo compatibilizar y empezar a compatibilizar esos dos tipos de trabajo, esos dos tipos de tareas. 

Hay una cuestión que se liga a la reducción de la jornada laboral que es el concepto de productividad. Se tiende a pensar de un lado de la mesa, del lado empresario, que la reducción de la jornada laboral hace la caída de la productividad. Del otro lado, que es lo que planteamos nosotros y que tiene mayores grados de comprobación, es que la reducción de la jornada laboral implica incrementos en la productividad porque se trabaja en menos horas mucho mejor. Sin desgastes y esfuerzo físico y mental en aumento. 

Y hay otro factor que también es el incremento de los puestos de trabajo en una regla, que a veces no es simple en la realidad. La regla de tres simple podría aplicarse en el sentido de que si determinados trabajos requieren tanta cantidad de trabajadores y reducimos la cantidad de horas, vamos a incrementar los puestos de trabajo. 

Aparece también otra discusión muy relacionada a la reducción de la jornada laboral que es el incremento salarial. Si reducimos la jornada y mantenemos el salario estamos aumentando el valor hora, por eso yo creo que muchas veces las discusiones pueden ser legislativas, pero también el ámbito convencional y muchas veces la discusión en paritarias es un lugar donde los sindicalistas, los delegados y delegadas paritarias o convencionales, somos legisladores porque regulamos derechos. Derechos que además son de una aplicación directa y efectiva que no hay que después reglamentar, sino que es automático y a veces, si podemos empezar a tener la inteligencia de introducir en las discusiones paritarias la reducción de la jornada laboral, podemos tener ese incremento incluso de la paritaria e incluso del salario que estamos discutiendo, más en momentos como los que estamos viviendo actualmente de crisis económicas.

Este año en la paritaria introducimos el tema junto con el pedido de aumento salarial, lo que logramos finalmente fue un aumento salarial y una comisión donde vamos a discutir y analizar la reducción de la jornada, pero si el empleador no hubiera dicho “bueno, está bien, si en vez de 30% de aumento se llevan 25% y la reducción de una hora por día de la jornada laboral”, nosotros lo hubiéramos firmado porque lo que ganamos en eso es mucho más grande de lo que podemos ganar en aumentos salariales, por lo menos a largo plazo.

El año que viene podremos recuperar más el poder adquisitivo. Es solo un ejemplo de lo que tiene que ser la inteligencia aplicada en la realidad misma, en la práctica misma del diálogo social tripartito, porque es donde por excelencia se van a discutir estas cosas.

Estas podrían ser las discusiones subyacentes y las discusiones que colectivamente podemos ir abordando para afrontar lo que creo que es parte del futuro, como la tecnología, la robótica, la inteligencia artificial. La reducción de la jornada laboral es parte también de ese futuro que -tengo fe en la humanidad, más allá del momento crítico que estamos viviendo en la historia- va a ser más solidario, con revitalización de valores históricos que parecían a veces olvidados, donde la salud, la vida, los lazos sociales se ponen de nuevo en tela de juicio y se revitalizan. También eso genera que le veamos la cara real a los que no están del lado de la vida, de la solidaridad, del amor o de la salud.

El dato es el de la realidad. Si la realidad cambia, esas formas de organización también mutan y son dinámicas. Si hoy hablamos con cualquier compañero o compañera de la CTEP o UTEP, y yo hablo mucho con ellos, principalmente con las compañeras con quienes articulamos y hemos armado una unidad de mujeres sindicalistas que atravesó absolutamente todas las centrales y hasta las compañeras de la economía popular y hablando con ellas y con ellos, ninguno te va a decir que no quiere que sus afiliados o los compañeros que ellos representan no consigan un trabajo registrado, un empleo. Porque ese es el objetivo, ese objetivo lo compartimos todos y todas. 

A ese lugar queremos llegar, para eso lo que hay que cambiar es el dato de la realidad. Es decir, hay que generar esos puestos de trabajo que son posibles de generar, por eso empecé hablando de los 6 millones de Néstor y Cristina, y Carlos Tomada.